julio 07, 2008

El Estrés Laboral en Bomberos.

El concepto de estrés aplicado al ámbito del trabajo se puede definir según Slipak (1996), como “el desequilibrio percibido entre las demandas profesionales y la capacidad de la persona para llevarlas a cabo”. Una inadecuación entre demanda y la adaptación generará mayor estrés en forma crónica e invalidante, con angustia, desesperanza, indefensión y agotamiento.

Serrano-García y Bravo (1992), plantean que la relación entre las características ambientales ocupacionales y el estrés es muy compleja, por lo que se deben considerar dos factores como generadores del estrés ocupacional: el grado de exigencia que entraña el empleo y el grado de control que puede ejercer la persona sobre las tareas que desempeña. Las personas en ocupaciones altas en exigencias y bajas en control muestran un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y problemas psicológicos.

La Organización Internacional del Trabajo (1983) se refiere al estrés laboral en los siguientes términos: “Esta enfermedad es un peligro para las economías de los países industrializados y en vías de desarrollo. Resiente la productividad, al afectar la salud física y mental de los trabajadores”. Según esta organización, múltiples estudios epidemiológicos han demostrado que la salud está relacionada con factores psicosociales presentes en el trabajo y que la función de esos factores, tanto con respecto al estado de salud como a las causas de la enfermedad, es de alcance relativamente general. Los factores psicosociales pueden contribuir a causar y agravar una enfermedad e influir en los resultados de las medidas de curación y rehabilitación.

El estudiar el estrés organizacional no es una tarea fácil, ya que es necesario investigar tanto los factores individuales como los ambientales. El estrés laboral se ha intentado estudiar con modelos tomando diferentes factores etiológicos. Así, se hace referencia al contexto, la vulnerabilidad y el factor estresante, que al concurrir o superponerse, generará un grado mayor de estrés. Otros otorgan una importancia mayor a las percepciones objetivas y/o subjetivas del yo y el ambiente.

 El modelo de investigación que se adopte deberá contar con los factores o características ambientales, organizacionales, grupales, familiares, personales que pudiesen incidir en el estrés.

Slipak (1996) plantea que existe una serie de estresores extra organizacionales que tienen influencia en el individuo y su desempeño en la empresa. Estos estresores comprenden los factores familiares, políticos, sociales y económicos que inciden sobre el individuo. La inadecuada interconexión hogar-trabajo genera conflictos psicológicos y fatiga mental, falta de motivación y disminución de la productividad, también un deterioro de la relación conyugal y familiar. Las particularidades y períodos de la historia de un país, su situación económica y social, también inciden en forma directa sobre el individuo.

Ante las crisis económicas hay un aumento de las enfermedades psicosomáticas y de los conflictos familiares y sociales. Estos estresores inciden en la vida personal del sujeto, provocando dificultades hogareñas, que al aumentar se potencian, generando un estrés posterior que se lleva nuevamente al ámbito laboral y que produce dificultades en el rendimiento laboral, originándose un círculo vicioso.

Cooper (1986, c. p., Peñacoba, y cols. s.f.) distingue como posibles fuentes de estrés en el trabajo los siguientes factores: factores intrínsecos al propio trabajo (condiciones físicas, sobrecarga de trabajo, presión temporal, responsabilidad), inherentes al rol que se desempeña en la organización (conflicto y ambigüedad de rol), relacionados con el desarrollo de carreras (ausencia de promoción, inseguridad laboral), vinculados con las relaciones personales (compañeros, superiores, subordinados, clientes), contexto físico y propios de la estructura y clima organizacional (participación en toma de decisiones, políticas, ambiente de trabajo).

Dentro de los factores intrínsecos al propio trabajo, los bomberos se encuentran sometidos a la mayoría de las fuentes anteriormente mencionadas. Las condiciones físicas a las que tienen que enfrentarse constituyen un elemento crítico a tener en cuenta. 

Cester (1996, c. p., Peñacoba y cols. s.f.), realizó un estudio de los distintos riesgos (mecánicos, térmicos, físicos, tóxicos) a los que se encuentran sometidos los bomberos en sus intervenciones. Entre los riesgos mecánicos este autor destaca los producidos por el desmoronamiento y hundimiento de estructuras de construcción, por proyección de determinados materiales, por choques con estructuras, por caídas de los vehículos o máquinas utilizadas en la intervención o por explosión. Los riesgos térmicos producidos por sistemas mal ventilados, sustancias incandescentes o sustancias químicas. Entre los riesgos físicos están los que provoca la radioactividad, la electricidad y la actividad en el agua; los riesgos tóxicos resultan del contacto con una o varias sustancias tóxicas que penetran en el organismo. El mayor riesgo para los bomberos se produce en las intoxicaciones e inhalación de gases.

Igualmente, en su puesto de trabajo, los bomberos se encuentran sometidos tanto al exceso como a la falta de trabajo, a la presión temporal en la realización de sus actividades, a la necesidad de tomar muchas decisiones, a la fatiga resultante de un esfuerzo físico importante, al excesivo número de horas de permanencia en el evento o emergencia, a la toma de decisiones súbitas y continuas, entre otras presiones. Además, en muchas ocasiones se enfrenta a tareas, especialmente en las emergencias, en las cuales se tienen que tomar muchas decisiones sobre la marcha.

La falta de adaptación ante las diferentes situaciones a las que se tienen que enfrentar los bomberos puede tener consecuencias altamente negativas. Rotger (1997), señala que mantener la serenidad es el factor más importante a la hora de tomar decisiones comprometidas y para el desarrollo favorable de un siniestro. Según este autor los factores más determinantes en la toma de decisión son la percepción que se realiza acerca de la situación y la capacidad para focalizar la atención. Esta última es esencial para concentrarse en el problema, y es determinante enfrentarse al mismo con serenidad. Otros factores personales influyen en la toma adecuada de decisiones. Entre ellos, pueden mencionarse la capacidad para asumir riesgos, el control emocional, o la capacidad de liderazgo (Peñacoba y cols. s.f.).

Un factor crítico en el trabajo de los bomberos tiene que ver con la responsabilidad que tienen que asumir durante sus labores. Por un lado, está la responsabilidad sobre las cosas y la responsabilidad sobre la vida de las personas y la seguridad de otros. Por otro lado, el miedo a cometer un error y la necesidad de exigirse más de lo que pueden dar constituye una fuente importante de estrés. Para numerosos trabajadores la responsabilidad sobre la vida y la seguridad de otros constituye una fuente importante de estrés (Peñacoba y cols. s.f.).

Según manifiesta Mitchell (1989, cit por Valero, 1992), presidente de la International Critical Stress Foundation, el estar expuesto, en las labores de triaje de una emergencia, a cadáveres seriamente mutilados, restos humanos esparcidos o calcinados, el trabajo en ambientes altamente tóxicos, o de alto riesgo, así como también los problemas de tipo organizativo tienen consecuencias graves sobre la salud física y mental de los integrantes de un equipo de rescate o bomberos.

Los factores inherentes al rol que el individuo desempeña en la organización pueden ser fuentes de estrés laboral, el cual viene ocasionado por la percepción de un desequilibrio entre las demandas que se plantean en el desempeño de un rol y la capacidad personal para responder con éxito a esas demandas. El conflicto de rol se produce cuando el trabajador recibe demandas incompatibles por parte de otros miembros de la organización, bien porque debe realizar tareas que no se corresponden con su puesto de trabajo o porque las demandas recibidas entran en conflicto con sus valores personales y creencias. Peñacoba y cols. (ibid) encontraron, en muestras de ejecutivos, relaciones negativas entre el conflicto de rol y la satisfacción, y relaciones positivas entre el conflicto de rol y el estrés laboral.

La ambigüedad de rol es otra fuente adicional de estrés que puede presentarse en el puesto de trabajo cuando el trabajador no cuenta con la suficiente información para desempeñar una tarea, no sabe lo que se espera de su actuación, o desconoce los resultados derivados de su actividad profesional. Numerosos autores han demostrado que la ambigüedad de rol produce disminución de la satisfacción laboral, pérdida de autoconfianza, disminución de la autoestima, depresión, disminución de la motivación para trabajar, incremento de la tasa cardiaca y la presión arterial, e intentos de abandono del trabajo (ibid). La motivación hacia el trabajo se ve afectada, con efectos negativos en la productividad y la eficacia.

Otras variables estructurales, como el clima laboral, desempeñan un importante papel en garantizar una toma de decisiones acertada. Para ello, los equipos de bomberos deben estar integrados por personas compatibles, bien relacionados entre si, en un ambiente en el que se percibe interés por mejorar las cosas, con unos mandos o supervisores competentes e interesados en sus problemas y en facilitar los mecanismos organizacionales para la mejora del servicio.

La ausencia de promoción es otro factor de estrés: produce sentimientos de frustración en el trabajador cuando a pesar de haber desarrollado su trabajo de forma eficiente, no encuentra el reconocimiento necesario al esfuerzo realizado, esto se asocia con trastornos de salud, insatisfacción laboral y estados emocionales negativos (ibid). El bombero de mediana edad sufre este tipo de estrés al darse cuenta de que ha alcanzado su nivel máximo en la organización y que puede ser superado por otros compañeros más jóvenes y preparados.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Organización Internacional del Trabajo. (1983). El Trabajo en el Mundo. N Ginebra. OIT.

Peñacoba, C., Laura Díaz G., Esperanza Goiri P., Raquel Vega L. (s.f.). ¿Cómo Afrontan los Bomberos las Situaciones de Emergencia? Estrategias de Afrontamiento más Utilizadas por una Muestra de Bomberos de la Comunidad de Madrid. Recuperado el 19 de enero del 2002 de la World Wide Web: http://copsa.cop.es/congresoiberoamericano/base/clínica/ct60.htm.

Rotger, D. (1997). Mejorando la Toma de Decisiones en Situaciones de Emergencia. El Entrenamiento de los Bomberos. Mapfre Seguridad. 67, 25-31.

Serrano-García y Bravo I. (1992). Factores Psicosociales y Organizacionales en la Prevención de Enfermedad y la Promoción de la Salud. Ponencia presentada en el Seminario de Psicología Comunitaria y Salud en Venezuela. Universidad Central de Venezuela.

Slipak, O. (1996). Estrés Laboral. Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuroopsiquitrtica. Vol 4. Recuperado el 19 de enero del 2002 de la World Wide Web: http://WWW.Alcmeon.com.Ar/contacto.htm.

Valero, S. (1996). Manual Para el Cuidado de la Salud Mental de los Equipos de Primera Respuesta. Recuperado el 19 de enero del 2002 de la World Wide Web: http://WWW.angelfire.com/dc/cmm20/primera.htm.