noviembre 02, 2017

CONTROL PSICOESTRÁTEGICO DEL ESTRÉS EN LA ATENCIÓN DE EMERGENCIAS Y DESASTRES



Los bomberos laboran frecuentemente en escenarios con saldos negativos de vida, lesiones y daños materiales (incendios, derrumbes, terremotos, inundaciones, accidentes, fugas de gases), expuestos a diversas sustancias químicas, tóxicas, biológicas, altas temperaturas, ruidos intensos, espacios confinados, factores ergonómicos, psicosociales y de carga física, que pueden afectar su salud al existir una amenaza real de sufrir alguna lesión. 

La infinidad de emergencias que atienden, las diferentes condiciones peligrosas a las que se enfrentan, aunado a las presiones del trabajar en los límites difusos de la vida y la muerte, resultan en un complicado y enmarañado proceso de trabajo, con una pluralidad de actividades que implican intensas demandas y exigencias físicas y psicológicas que ponen a prueba la resistencia, el coraje y las capacidades técnicas de los bomberos. Por lo que deben estar preparados para afrontar cualquier emergencia y “convivir” cotidianamente con estas eventualidades. La ciudadanía y los mismos pares esperan que tengan la aptitud para soportar cualquier contingencia, no importa cuán dantesca sea, ellos deben poder realizar su misión y salir airosos sin ninguna merma en su salud física ni en su psique. De lo contrario, quién haría ese trabajo.

Aunque los bomberos son seres normales, no superhombres, dadas sus características particulares como profesionales de la atención de emergencias, deben contar con mecanismos psicológicos que les permitan afrontar, neutralizar y/o equilibrar el estrés, la ansiedad y los miedos emanados de lo traumático de las calamidades a las que se enfrentan, de manera de poder mantener la calma y serenidad necesarias para cumplir su labor eficientemente sin que les afecte o que la afectación no interfiera con la prestación segura del servicio.

A partir del cúmulo de recursos de afrontamiento y mecanismos psicológicos construidos en la interacción social bomberil se integra, complementa y desarrolla una serie de técnicas psicosociales para gestionar y mitigar la magnitud de la vivencia traumática durante la atención de la emergencia, mantener la serenidad cognitivoemocional, prevenir, identificar y minimizar los efectos de las reacciones de estrés y traumatismos psicológicos o la afectación a la salud. Estas técnicas reciben el nombre de control psicoestratégico del estrés. En este contexto la expresión “control psicoestratégico” se usa para enfatizar que se trata de un proceso psicológico direccionado conscientemente con el fin de gestionar el estrés durante la atención de las emergencias.

El estrés es un proceso adaptativo ante situaciones que son percibidas como una amenaza a la salud, la seguridad y el bienestar, el cual activa un conjunto de reacciones interdependientes cognitivoemocionales, neurofisiológicas y osteomusculares que accionan para afrontar el peligro. El nivel de activación va depender de la evaluación que se haga de las características del estresor, los recursos internos y externos de afrontamiento, el apoyo social, la vulnerabilidad personal y el contexto. 

Las reacciones cognitivoemocionales consisten en una espiral compleja interdependiente y complementaria de significados, creencias, suposiciones, imaginación, miedos, ansiedad, preocupaciones. 

Las reacciones neurofisiológicas comprenden una serie de descargas bioquímicas y bioeléctricas desde y hacia el sistema nervioso central y periférico, el sistema endocrino y demás órganos del cuerpo. Todo este proceso genera una serie de alteraciones fisiológicas, conductuales, emocionales, cognitivas.  

El estrés se torna traumático en la medida que el aflujo de emociones y pensamientos recurrentes y negativos del estresor y la evaluación sean excesivos en relación con la tolerancia y capacidad de la persona de procesar e integrar en la psique la vivencia y las reacciones. La persona piensa y siente que sus medios habituales de procesamiento, resolución y afrontamiento son desbordados, produciéndose una efracción cognitivoemocional. Dependiendo de la duración, frecuencia y magnitud de este proceso se puede originar un desequilibrio psiconeuroinmunoendocrino en la persona afectada causándole un daño somático, psíquico o social.

Las técnicas de control psicoestratégico del estrés buscan proteger la integridad del bombero ante la adversidad de las emergencias y el que pueda construir competencias vitales adaptativas a estas situaciones, desarrollar la tolerancia y capacidad necesarias para elaborar, procesar, reaccionar y ser resistente psicológicamente frente a los eventos impactantes y las situaciones de estrés.

Al ser los bomberos un personal que se expone “voluntariamente” a la misma realidad que los afectados por las emergencias deben contar con “equipos de seguridad psicológica” que los proteja de ser “quemados” por las situaciones dolorosas y traumáticas presentes en estas emergencias.

El control psicoestratégico del estrés como herramienta de afrontamiento del estrés se puede aprehender mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje a la par del aprendizaje significativo que se va obteniendo en la interacción social con los pares y con las emergencias. Algunas de las técnicas comprendidas dentro del proceso de entrenamiento en control psicoestratégico del estrés son las siguientes:

.- Psiconeuroendocrinología del estrés: la eficiente extinción de un incendio requiere que previamente se conozca el comportamiento del fuego y su química; igualmente, la gestión del estrés pasa por el aprendizaje significativo del proceso psiconeuroendocrinológico de estrés.

.- Evaluación de la tensión muscular: en situaciones de estrés se produce la activación neurofisiológica que induce tensión del sistema muscular. Esto pudiese ocasiona un estado de rigidez que impide la articulación adecuada del organismo. En ese sentido, esta técnica consiste en el “autoescaneo corporal”, autoobservación que el bombero realiza de todo su cuerpo a fin de examinar su tensión muscular. No es posible estar relajado físicamente y “tenso” emocionalmente.

.- Control respiratorio en situaciones extremas: el aumento excesivo de la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardíaca durante la atención de emergencias estando en estrés dificultad la respiración en áreas confinadas e incrementa el consumo del aire contenido en los equipos de protección respiratoria. Esta técnica facilita el poder controlar la respiración en momentos de estrés. 

.- Procesamiento de la información cognitivoemocional: la intensificación de la vivencia traumática se asemeja a un proceso virulento, a medida que aumenta la espiral cognitivoemocional aumenta la intensidad del estrés, debilitando las defensas psicológicas y acentuando las reacciones del estrés. La manera como se procese esta información incide en el aumento o disminución del estrés.

.- Prácticas bomberiles de inoculación del estrés: las prácticas bomberiles habitualmente se diseñan sin considerar las reacciones de estrés que producen. A través de esta técnica se busca que el bombero experimente y perciba las reacciones al estrés que se le están generando durante estas prácticas y pueda ejercitar el control cognitivoemocional del estrés.

febrero 10, 2017

¿ES NORMAL LA MUERTE DE BOMBEROS EN LA ATENCIÓN DE EMERGENCIAS?



En lo que va de año el número de bomberos fallecidos y/o lesionados en la atención de emergencia pasan de cien en nuestra América y el mundo. Solamente contando los que tenemos noticia a través de la Hermandad de Bomberos (Portal en la web de los Bomberos de América). Hay países que no se sabe si han tenido algún incidente con bomberos lesionados durante sus labores. Por lo que seguramente las estadísticas de bomberos afectados en la atención de emergencia sería mucho mayor.
            Esta lamentable situación de ocurrencia de accidentes de trabajo en el ejercicio bomberil llama a reflexionar en torno a actitud asumida por los entes regulatorios de la seguridad y salud laboral y por la propia institución de bomberos. 

Por lo general, se asume que es una actividad laboral de “alto riesgo” por lo tanto es “normal” que haya un alto número de bomberos afectados en la atención de emergencias. Esta actitud lleva a asumir que eso es así y no se puede hacer mayor cosa al respecto, es decir, por ser de alto riesgo van a morir siempre muchos bomberos. 

La estadística no falla. Esto más que ayudar permite que poco se haga en cuanto a ahondar en la determinación precisa de las causas de ocurrencia de estos accidentes de trabajo y en el establecimiento e implementación de medidas correctivas y preventivas. Y por otro lado, los propios bomberos internalizan que es una profesión de alto riesgo, que se puede morir en el servicio, y por lo tanto no se exige con mayor fuerza el cumplimiento de las recomendaciones de emitidas en las investigaciones de estos incidentes fatales.

Particularmente pienso que si ahondamos en estas investigaciones nos daremos cuenta que hay problemas en la capacitación, en equipamiento tanto de protección personal como de herramientas de trabajo, en procedimientos de intervención adecuados, en las medidas de autocuidado, en el manejo del estrés, en la obligatoriedad del cumplimiento de las medidas preventivas emitidas por los bomberos a las empresas e instituciones privadas y públicas para evitar los daños por la ocurrencia de eventos adversos, entre otros factores que de seguro se reflejan en el análisis de estos accidentes de trabajo.
      
Ante el dolor de ver como cada mes hay algún bombero muerto o lesionado en el cumplimiento de su deber, y, en ver como los entes encargados de implementar las medidas preventivas y correctivas para que esto no ocurra, no cumplen con su deber, no nos queda más que nosotros mismos buscarle soluciones a esta situación de “alto riesgo”. Dicen en primeros auxilios psicológicos que no hay nada mejor que un bombero para atender a otro bombero. Bajo esta premisa propongo a los bomberos del mundo que iniciemos con llamar por su nombre a estas lamentables situaciones: “Accidentes de Trabajo”.

Según el Tesauro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo es “el conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, o que satisfacen las necesidades de una comunidad o proveen los medios de sustento necesarios para los individuos” (http://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_LIM_653_SP/lang--es/index.htm).

Podemos decir que la actividad bomberil, voluntaria o remunerada, se enmarca dentro de esta definición, ya que es un conjunto de actividades humanas que produce un servicio, la atención de emergencias y su finalidad es satisfacer la necesidad de atención primaria o cuidados ante eventos no deseados. En el caso específico de lo que definiríamos como “accidente de trabajo bomberil” podríamos consensuar en cuanto a lo que consideraríamos bajo este epígrafe.

De acuerdo a las normas legales existentes en cada país ya hay una definición de lo que es un accidente de trabajo. En Venezuela, la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo establece como accidente de trabajo, a “todo suceso que produzca en el trabajador o la trabajadora una lesión funcional o corporal, permanente o temporal, inmediata o posterior, o la muerte, resultante de una acción que pueda ser determinada o sobrevenida en el curso del trabajo, por el hecho o con ocasión del trabajo” (artículo 69). Sin embargo, la novísima Ley Orgánica del Servicio de Bombero y de los Cuerpos de Bomberos y Bomberas y Administración de Emergencias de Carácter Civil establece que debe haber unas normas de seguridad y salud ocupacional específicas para el ejercicio de la profesión de bombero o bombera y establece que los Cuerpos de Bomberos no se regirán por la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. 

En la actualidad no existen estas normas técnicas especifica al ejercicio laboral bomberil, es de suponer que pronto debería nombrarse una comisión que trabaje al respecto.

Todo esto abre un marco en el cual los bomberos a nivel nacional e incluso internacional, iniciemos la discusión acerca de, en primer lugar, definir que es un accidente de trabajo bomberil. 

Segundo, analizar los casos de atención de emergencia en los cuales se produzcan lesiones en el personal de bomberos actuante, a fin de determinar a fondo las causas de ocurrencia de estos accidentes. 

Tercero, establecer las medidas correctivas y preventivas a fin de evitar que ocurran nuevos hechos de afectación al bombero durante la atención de las emergencias. 

Cuarto, determinar cuáles serán los mecanismos de implementación de estas medidas correctivas y preventivas. 

Quinto, evaluación constante del cumplimiento de estas medidas y el reajuste a la luz de nuevas situaciones adversas.

Considero que a través de la Hermandad de Bomberos podemos iniciar algunas discusiones que nos permitan establecer una ruta de actividades. Lo que no debemos hacer es quedarnos mirando como mensualmente nos llegan noticias de bomberos fallecidos o lesionados durante sus labores y tener que enviar nuestras condolencias a los familiares y cuerpos de bomberos afectados.

agosto 27, 2016

LA VIDA DE UN BOMBERO: CUESTIÓN DE TÉCNICA O CUESTIÓN DE SEGURIDAD



Cuando revisamos las estadísticas de bajas en bomberos por lesiones o por fatalidades nos surgen una serie de preguntas. ¿A qué se debe el alto número de accidentabilidad en esta profesión? ¿Será algo característico, intrínseco al ser bomberil el padecer numerosos accidentes en el ejercicio laboral?, o ¿tendrá que ver con algunas variables presentes tanto en el contexto laboral como en la preparación técnica y las tipologías psicofísicas del bombero?
            En los Estados Unidos, país que cuenta con la más avanzada tecnología en equipamiento bomberil, los mayores centros de entrenamiento, la normativa referida a bomberos más desarrollada y específica quizás del planeta y lineamientos estrictos para ser bomberos; sin embargo, es uno de los países que tiene el mayor número de bomberos fallecidos y lesionados por año.

Según Niosh (http://www.cdc.gov/niosh/fire/), aproximadamente hay 336.000 bomberos de carrera (bomberos con un salario) y 812.000 bomberos voluntarios. Anualmente, entre 80 y 100 bomberos mueren en el cumplimiento del deber, es decir, en la atención de emergencias. La National Fire Protection Association (NFPA) de Estados Unidos, en un análisis de las muertes de 105 bomberos producidas el año 2003, determinó que el 45% de éstas fue causado por stress o sobreesfuerzo; el 38% por traumas internos debido a accidentes vehiculares; 7% quemados; 4% aplastados; 5% por asfixia y 1% por otras causas. Un estudio reciente, publicado por la Asociación Internacional de Bomberos (http://client.prod.iaff.org/), afirma que el 20 % de los bomberos en los Estados Unidos sufren de trastorno de estrés. En el 2005, la NFPA (http://www.cdc.gov/spanish/niosh/docs/2007-133_sp/), reportó que el 44% de las muertes de bomberos en el trabajo durante el periodo de diez años de 1995 a 2004 se debió a muerte cardiaca repentina.

En colaboración con el Instituto Nacional del Cáncer y la Universidad de California en Davis y la NIOSH (http://www.fundamentosparabomberos.es/blog/123-estudio-del-niosh-sobre-el-cancer-en-bomberos), encontró que en una población combinada de casi 30.000 bomberos de tres ciudades estadounidenses, San Francisco, Chicago y Filadelfia,  tenían tasas más altas de varios tipos de cáncer, y de todos los cánceres combinados, que la población de los EE.UU. en su conjunto.

Según la Fire Administration’s  y la National Fire Incident Reporting System  (https://www.usfa.fema.gov/downloads/pdf/statistics/v17i6.pdf), en los E.E.U.U, desde el 2012 hasta 2014, un estimado de 29,425 bomberos resultaron heridos en lugar del incendio, y otros 4.125 sufrieron lesiones al momento de ir hacia el lugar de las emergencias o durante su regreso de la atención de los incidentes.

Como vemos existe un sin número de datos estadísticos que dan cuenta de la problemática en relación a la accidentabilidad en los bomberos en los Estados Unidos. Siendo esta la nación más desarrollada tecnológicamente del planeta, estos datos chocan porque se supone que por los altos niveles de preparación y capacitación del bombero y por los innumerables estudios científicos que se llevan a cabo en cuanto al comportamiento del fuego, el efecto de los agentes extinguidores, las técnicas de supresión del fuego, de rescate y de atención de materiales peligrosos, etc, el número de lesiones en bomberos debería ser menor.

Stefan Svensson, ingeniero especialista en incendios y asistente de los Cuerpos de Bomberos en Suecia, plantea que la actitud del bombero estadounidense tiene que ver con este nivel alto de lesiones. Dice que el papel de héroes que asumen los bomberos norteamericanos en sus intervenciones, incide en que los índices de mortalidad y accidentalidad sean demasiado elevados respecto al de otros países.

El bombero en EE.UU juega al papel orgulloso del héroe anteponiéndolo al de la seguridad, esta adoctrinado en que es heroico morir por salvar a otro en vez de concentrarse en realizar un trabajo seguro y eficiente. Según Stefan Svensson, en los últimos accidentes graves ocurridos en los EEUU, con un saldo de bomberos fallecidos dentro de los incendios, ningún bombero cayo por rescatar alguna víctima, al contrario fallecieron a causa de garrafales errores operativos y aparte de perderse las vidas de los bomberos, se perdieron los inmuebles por causas del incendio. (https://voluntariosdelena.wordpress.com/2013/10/25/una-vision-critica-sobre-la-actitud-de-los-bomberos-de-eeuu/).

Por otra parte, según un estudio llevado a cabo por Lori Moore-Merrell, Sue McDonald, Ainong Zhou, Elise Fisher, Jonathan Moore, en los Estados Unidos en el 2006, (http://www.iaff.org/tech/pdf/contributing%20factors%20to%20ff%20line-of-duty%20death_iaffand%20usfa.pdf), con el objetivo de identificar y cuantificar los principales factores que contribuyen a la muerte de los bomberos de línea en cumplimiento del deber, llegaron a la conclusión de que las principales variables que inciden en las lesiones que sufren los bomberos durante las actividades de atención de emergencia, están relacionadas en un 53,88 % con la salud, la actividad física o deportiva y el bienestar, un 19,41 % con los equipos de protección individual y los errores humanos con un 19,1 %. Se observa en estos datos que la deficiencia o ausencia de la capacidad física, mental o emocional necesaria para soportar los esfuerzos o tensiones de la vida y el funcionamiento en el lugar de trabajo tiene una mayor incidencia en la accidentabilidad bomberil que todas las demás variables, incluyendo el conocimiento técnico.

En cuanto a las estadísticas de morbilidad y mortalidad en los bomberos de Suramérica poco se conoce, en la mayoría de los países de nuestra América no se llevan a cabo programas de procesamiento de datos de accidentabilidad bomberil, por lo que no tenemos certeza de cuál es el número exacto de bomberos afectados durante el ejercicio de sus labores. Sin embargo, por las informaciones aportadas por la Hermandad de Bomberos, de otros portales en la web, de los medios de comunicación podemos suponer que en algunos países es alta la frecuencia de bomberos lesionados en servicio.

Habría que indagar acerca de las causas que inciden en la ocurrencia de esas lesiones y fatalidades en bomberos. En lo particular parto de que una de las variables que más incide en la accidentabilidad bomberil, tiene que ver con las estrategias de afrontamiento del estrés durante la atención de emergencias.

El estrés se puede definir como un conjunto de reacciones del complejo sistema psiconeuroendocrinológico que preparan el organismo para la acción. Estas reacciones se traducen en una serie de cambios físicos, biológicos, hormonales, conductuales, emocionales y psicológicos que, previa evaluación consciente o inconsciente de los factores estresantes, permite responder a las demandas externas. 

Estas respuestas producen un conjunto de efectos tales como: confusión mental, lentitud de pensamientos, incapacidad para tomar decisiones, dificultad para mantener la concentración y la atención, miedo, pánico, alteración de la frecuencia cardíaca y respiratoria, agotamiento físico, mareos, sofocamiento, mecanismos de defensa individuales como los comportamientos heroicos y el menosprecio del riesgo

 Al cruzar los datos estadísticos enunciados más arriba con algunos de los efectos que se producen a consecuencia del estrés podemos hipotetizar que mucho de la accidentabilidad bomberil tiene que ver con las estrategias de afrontamiento del estrés. El afrontamiento se refiere a los esfuerzos psicológicos y conductuales dirigidos al manejo y a la tolerancia del estrés.

En la mayoría de los cursos de bomberos no se aborda la temática de las técnicas de afrontamiento y manejo del estrés. En la actualidad se ha logrado como primer paso el incluir cursos de primeros auxilios psicológicos para evitar que se instalen patologías producto del estrés vivenciado en la atención de emergencias. Pienso que el siguiente paso es el preventivo y va de la mano con la adquisición de conocimiento teórico-prácticos en estrategias de afrontamiento y manejo del estrés.