Los
bomberos laboran frecuentemente en escenarios con saldos negativos de vida,
lesiones y daños materiales (incendios, derrumbes, terremotos, inundaciones,
accidentes, fugas de gases), expuestos a diversas sustancias químicas, tóxicas,
biológicas, altas temperaturas, ruidos intensos, espacios confinados, factores
ergonómicos, psicosociales y de carga física, que pueden afectar su salud al
existir una amenaza real de sufrir alguna lesión.
La infinidad de emergencias
que atienden, las diferentes condiciones peligrosas a las que se enfrentan,
aunado a las presiones del trabajar en los límites difusos de la vida y la
muerte, resultan en un complicado y enmarañado proceso de trabajo, con una
pluralidad de actividades que implican intensas demandas y exigencias físicas y
psicológicas que ponen a prueba la resistencia, el coraje y las capacidades
técnicas de los bomberos. Por lo que deben estar preparados para afrontar
cualquier emergencia y “convivir” cotidianamente con estas eventualidades. La
ciudadanía y los mismos pares esperan que tengan la aptitud para soportar
cualquier contingencia, no importa cuán dantesca sea, ellos deben poder
realizar su misión y salir airosos sin ninguna merma en su salud física ni en
su psique. De lo contrario, quién haría ese trabajo.
Aunque
los bomberos son seres normales, no superhombres, dadas sus características
particulares como profesionales de la atención de emergencias, deben contar con
mecanismos psicológicos que les permitan afrontar, neutralizar y/o equilibrar
el estrés, la ansiedad y los miedos emanados de lo traumático de las
calamidades a las que se enfrentan, de manera de poder mantener la calma y
serenidad necesarias para cumplir su labor eficientemente sin que les afecte o
que la afectación no interfiera con la prestación segura del servicio.
A
partir del cúmulo de recursos de afrontamiento y mecanismos psicológicos
construidos en la interacción social bomberil se integra, complementa y
desarrolla una serie de técnicas psicosociales para gestionar y mitigar la
magnitud de la vivencia traumática durante la atención de la emergencia,
mantener la serenidad cognitivoemocional, prevenir, identificar y minimizar los
efectos de las reacciones de estrés y traumatismos psicológicos o la afectación
a la salud. Estas técnicas reciben el nombre de control psicoestratégico del estrés. En este contexto la expresión
“control psicoestratégico” se usa para enfatizar que se trata de un proceso
psicológico direccionado conscientemente con el fin de gestionar el estrés
durante la atención de las emergencias.
El
estrés es un proceso adaptativo ante situaciones que son percibidas como una
amenaza a la salud, la seguridad y el bienestar, el cual activa un conjunto de
reacciones interdependientes cognitivoemocionales, neurofisiológicas y
osteomusculares que accionan para afrontar el peligro. El nivel de activación
va depender de la evaluación que se haga de las características del estresor,
los recursos internos y externos de afrontamiento, el apoyo social, la
vulnerabilidad personal y el contexto.
Las reacciones cognitivoemocionales
consisten en una espiral compleja interdependiente y complementaria de
significados, creencias, suposiciones, imaginación, miedos, ansiedad,
preocupaciones.
Las reacciones neurofisiológicas comprenden una serie de
descargas bioquímicas y bioeléctricas desde y hacia el sistema nervioso central
y periférico, el sistema endocrino y demás órganos del cuerpo. Todo este
proceso genera una serie de alteraciones fisiológicas, conductuales,
emocionales, cognitivas.
El
estrés se torna traumático en la medida que el aflujo de emociones y
pensamientos recurrentes y negativos del estresor y la evaluación sean
excesivos en relación con la tolerancia y capacidad de la persona de procesar e
integrar en la psique la vivencia y las reacciones. La persona piensa y siente
que sus medios habituales de procesamiento, resolución y afrontamiento son
desbordados, produciéndose una efracción cognitivoemocional. Dependiendo de la
duración, frecuencia y magnitud de este proceso se puede originar un
desequilibrio psiconeuroinmunoendocrino en la persona afectada causándole un
daño somático, psíquico o social.
Las
técnicas de control psicoestratégico del estrés buscan proteger la integridad
del bombero ante la adversidad de las emergencias y el que pueda construir
competencias vitales adaptativas a estas situaciones, desarrollar la tolerancia
y capacidad necesarias para elaborar, procesar, reaccionar y ser resistente
psicológicamente frente a los eventos impactantes y las situaciones de estrés.
Al
ser los bomberos un personal que se expone “voluntariamente” a la misma
realidad que los afectados por las emergencias deben contar con “equipos de
seguridad psicológica” que los proteja de ser “quemados” por las situaciones
dolorosas y traumáticas presentes en estas emergencias.
El
control psicoestratégico del estrés como herramienta de afrontamiento del
estrés se puede aprehender mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje a la
par del aprendizaje significativo que se va obteniendo en la interacción social
con los pares y con las emergencias. Algunas de las técnicas comprendidas
dentro del proceso de entrenamiento en control psicoestratégico del estrés son
las siguientes:
.-
Psiconeuroendocrinología del estrés: la eficiente extinción de un incendio
requiere que previamente se conozca el comportamiento del fuego y su química;
igualmente, la gestión del estrés pasa por el aprendizaje significativo del
proceso psiconeuroendocrinológico de estrés.
.-
Evaluación de la tensión muscular: en situaciones de estrés se produce la
activación neurofisiológica que induce tensión del sistema muscular. Esto
pudiese ocasiona un estado de rigidez que impide la articulación adecuada del
organismo. En ese sentido, esta técnica consiste en el “autoescaneo corporal”,
autoobservación que el bombero realiza de todo su cuerpo a fin de examinar su
tensión muscular. No es posible estar relajado físicamente y “tenso”
emocionalmente.
.-
Control respiratorio en situaciones extremas: el aumento excesivo de la
frecuencia respiratoria y la frecuencia cardíaca durante la atención de
emergencias estando en estrés dificultad la respiración en áreas confinadas e
incrementa el consumo del aire contenido en los equipos de protección
respiratoria. Esta técnica facilita el poder controlar la respiración en
momentos de estrés.
.-
Procesamiento de la información cognitivoemocional: la intensificación de la
vivencia traumática se asemeja a un proceso virulento, a medida que aumenta la
espiral cognitivoemocional aumenta la intensidad del estrés, debilitando las
defensas psicológicas y acentuando las reacciones del estrés. La manera como se
procese esta información incide en el aumento o disminución del estrés.
.-
Prácticas bomberiles de inoculación del estrés: las prácticas bomberiles
habitualmente se diseñan sin considerar las reacciones de estrés que producen.
A través de esta técnica se busca que el bombero experimente y perciba las
reacciones al estrés que se le están generando durante estas prácticas y pueda
ejercitar el control cognitivoemocional del estrés.