. El personal
de bomberos enfrenta diariamente situaciones en las cuales está presente la
vida o la muerte. Algunas emergencias, como es el caso de la atención de
parturientas, los bomberos, dependiendo de las características del evento, no
están bajo la presión de la muerte sino de la vida; ayudan en el proceso de
gestación y nacimiento de un nuevo ser humano.
La “lucha” está enmarcada en
ayudar a la madre en este tránsito, a veces muy doloroso, de lograr coronar el
paso del neonato del vientre materno al ambiente externo. Por otro lado, cuidan
que él o la bebe sufran el menor daño posible.
En este tipo de eventos el
impacto psicológico al bombero se produce cuando en vez de ir hacia la vida se
va hacia la muerte de la madre o el neonato. El bombero se resiente al no
lograr culminar con éxito la atención del evento y la impotencia de no haber
podido ayudar en la entrada a la vida del nuevo ser o de la permanencia de la
madre.
En el otro extremo están los eventos
en que la muerte ronda a los afectados por la ocurrencia de algún evento
adverso de gran magnitud y en el que el nivel de las lesiones es múltiple. Los
bomberos intentan estabilizar y rescatar a los involucrados. Ya al ir a la
atención de emergencia con saldo masivo de lesionados, los bomberos saben que
en estos casos se está en presencia del proceso que va de la vida a la muerte.
Están
conscientes que es probable que alguno de los afectados puede fallecer durante
la atención; es decir, están “mentalizados” de que puede ocurrir dependiendo de
la magnitud de las lesiones que tengan las personas involucradas en el evento. En
este caso el impacto psicológico al bombero estará mediado principalmente por
los niveles de implicación que tenga con el lugar en donde se desarrolle el
evento y con las personas afectadas.
Es decir, a menor distancia vivencial con
el lugar donde se haya producido la emergencia mayor será el impacto
traumático. Si el bombero vive en la zona y si esta vivencia ha sido con
experiencias significativas, mayor afectación psicológica presentará. En
cambio, cuando esta vivencia es mínima el impacto va estar mediado por la
cantidad de lesionados y la magnitud y continuidad en el tiempo de la
emergencia. Si los lesionados son bomberos el impacto es mayor, seguido de
niños, mujeres, ancianos y hombres. En cada caso, los niveles de afectación
psicológica van a depender, también, de la experiencia bomberil en la atención
de emergencias.
Estos elementos son de consideración
al momento de hablar de primeros auxilios psicológicos al personal de bomberos,
ya que esto va a condicionar la manera y las estrategias o herramientas a
emplear cuando se atienda a un bombero que pudiese estar impactado
psicológicamente por la atención del evento.
Cuando
hablamos de primeros auxilios psicológicos nos referimos a la intervención
psicológica orientada a la estabilización del afectado, a la reducción de los
síntomas de sufrimiento o disfunción y a la reducción de la intensidad de la
emoción que presenta la persona producto del impacto emocional vivido, con el
fin de lograr un estado de funcionamiento adaptativo o facilitar el acceso a
mayores cuidados cuando sea necesario.
En
el caso de los bomberos cuando están en la atención de alguna emergencia, por
lo general, no se produce un impacto emocional que produzca en ellos factores
disfuncionales que les impida continuar su labor, ni aparecen síntomas de
sufrimiento psicológico a la manera en que ocurren con el común de las personas
debido a que los bomberos construyen procesos de resignificación de las
emergencias para lograr mantener la serenidad y poder ser eficientes en su
labor.
Los significados construidos van a tener cierta influencia en la manera
como se perciben los eventos de forma tal que les sirven para aminorar la carga
afectiva, emocional, que genera la atención de emergencias; estos
significados disminuyen el impacto psicológico y traumático del tener que
enfrentarse a víctimas graves y cuerpos mutilados y el estar expuestos al
sufrimiento de los otros.
Todos estos elementos direccionan
las estrategias a seguir en la prestación de los primeros auxilios psicológicos
al personal bomberil; ya no se trata de aplicar la misma metodología que se
lleva a cabo con las personas que son afectadas por algún evento adverso y
trasladarla al personal de bomberos igualándolos en condiciones psicológicas,
profesionales y laborales.
El
bombero, como experto formado en la atención eficiente de emergencias con saldo
masivo de víctimas, no está al mismo “nivel” psicológico de cualquier persona
“común y corriente” que sea afectado por algún evento adverso, ya que posee un
conjunto de herramientas psicológicas que lo protegen de ser afectado al
momento de laborar en situaciones de incendios, de rescate, accidentes
automovilísticos o desastres.
Los
bomberos en el día a día se van “acostumbrando” a laborar en situaciones con
alta carga traumática por lo que se va generando un efecto de “anestesiamiento”
emocional, se van “moldeando” las maneras de percibir la “realidad”. Al estar
constantemente expuesto a las condiciones adversas que supone la atención de
emergencias debe contar con estrategias psicológicas y cognoscitivas que le
permitan trabajar con serenidad de manera que el servicio bomberil a la
comunidad sea efectivo
En
este sentido, al hablar de primeros auxilios al personal de bomberos se debe
partir, en un primer momento, de la preparación psicológica en el antes, proporcionándole
técnicas de afrontamiento del estrés y de resignificación de las emergencias
que permitan disminuir el impacto traumático al laborar en la atención de éstas.
También es importante, por parte de los oficiales y/o gerentes de la
institución el proporcionar e incentivar el apoyo psicosocial entre los bomberos,
el crear una red de apoyo basada en la amistad y camaradería que permita el
flujo de los afectos positivos y que se manifieste cuando alguno de los
bomberos sea afectado por alguna emergencia en particular.
El
trabajo bomberil implica el control emocional por parte de los equipos de atención
de emergencia; el bombero debe estar preparado psicológicamente para enfrentar
situaciones en la cual la vida está en riesgo y en que las condiciones del
entorno pueden ser en extremo estresantes y peligrosas. En este contexto se
debe partir desde lo preventivo, y para esto es necesario el partir del establecimiento
de una eficiente gestión de la emergencia, controlando los tiempos de
exposición de cada bombero en la escena o área caliente y el considerar la implicación
vivencial y afectiva directa, que tengan los bomberos, con el lugar en donde se
haya originado el evento.
El
actuar en el antes va garantizar que el personal bomberil va tener una alta
preparación tanto técnica, física como psicológica para poder afrontar y
gestionar eficientemente el impacto que produce el laborar en una profesión
inmersa en tantos procesos peligrosos. Este accionar previo a la atención de
las emergencias debe dirigirse por un lado, a la adquisición de conocimientos
de los distintos escenarios a los que se van a enfrentar, a la
profesionalización y el realizar prácticas y simulacros; y, por otra parte, el
llevar a cabo un proceso de resignificación de los distintos eventos adversos en
los cuales se laborará permitirá un cambio en la percepción de éstos y del
impacto traumático que pudiesen generar en el bombero.
Es
importante conocer cuáles son los eventos que los bomberos consideran más traumáticos
e impactantes y las razones que expresan de por qué los evalúan así y en
función de esta información establecer un plan de trabajo que comprenda los
aspectos técnicos y cognoscitivos necesarios para laborar en la atención de
estos eventos, y, por otro lado, el instituir significados que disminuyan el
impacto traumático de estos eventos.